Publica hoy El Norte de Castilla el siguiente obituario firmado por Enrique Espinel Melgar, Presidente del Foro de la Lengua y Cultura Francesa, con motivo del fallecimiento del novelista y cronista francés Jean d’Ormesson el pasado día 5 de Diciembre:

Adiós a Jean d’Ormesson decano de la Academia Francesa

El pasado día 6 de diciembre las principales emisoras de radio francesas lanzaron una edición especial dedicada por completo al recientemente desaparecido Jean d’Ormesson gran novelista, filósofo e intelectual francés cultivado y brillante.

Acababa de morir aquella noche a la edad de 92 años de una crisis cardiaca en su residencia familiar de Neuilly-sur-Seine en las afueras de París.

De “Príncipe de las Letras” le clasificó a primeras horas de la mañana desde el Eliseo, Emmanuel Macron Presidente de la República.

Jean d’Ormesson nacido el 16 junio de 1925 en Paris, Licenciado en Filosofía en la prestigiosa Escuela Normal Superior de la ciudad del Sena, dedicó toda su vida a escribir.

Ello no le impidió de ocuparse de la gestión de un periódico tan prestigioso como Le Fígaro del que fue director general, pero sobre todo fue el impulsor de Le Figaro littéraire del cual hace poco más de un mes se celebraron los 70 años con la asistencia de este afamado novelista.

Jean d’Ormesson, conocido en Francia como Jean d’O, ocupó también los puestos de Secretario General y presidente el Consejo Internacional de Filosofía y de Ciencias Humanas de la UNESCO (no olvidar que la UNESCO tienen su sede mundial en París) responsabilidades que abandonó para poder consagrar más tiempo a su obra literaria.

Según escribió aquel día Juan Pedro Quiñonero en ABC, ha muerto, nos decía, el escritor y académico Jean d’Ormesson, “el más aristócrata, feliz y ecuménico de los grandes maestros de la cultura francesa del último medio siglo

Hombre brillante, culto y omnipresente en la vida intelectual francesa ha ejerciendo de figura tutelar del conservadurismo liberal con una tolerancia libre pensadora que gustaba mucho de manifestar. Representa como nadie el espíritu francés y pese a su carácter conservador ha sido amigo de personalidades de izquierda incluido su íntimo amigo François Mitterrand.

Jean d’O perteneciente a la nobleza francesa con el título de Conde d’Ormersson fue elegido para la Academia Francesa el 18 de octubre de 1973 con tan solo 48 años siendo el académico más joven. A él se debe el logro de ingresar en la Academia la primera mujer, Marguerite Yourcenar y más tarde, también gracias a él, Simone Veil.

A la muerte de Claude Lévi-Strauss en 2009, Jean d’Ormesson fue elegido decano de la Academia.

Ha escrito unos cuarenta libros de cierto de contenido autobiográfico, todos con notable éxito. En 1956 publicó su primera novela l’Amour est un plaisir pero fue con La Gloire de l’Empire 1971 (Grand Prix du roman de l’Académie française)
donde se dio a conocer al gran público.

Después vendrían Au plaisir de Dieu 1974 adaptado a la televisión y Le vent du soir 1985. El relato de esta última novela se inicia en Brasil. Por cierto, Jean d’Ormesson es también miembro de la Academia Brasileña.  Él vivió en Brasil cuando su padre André d’Ormesson era el Embajador de Francia.

En España Editorial Planeta ha publicado “Historia del judío errante” en 1991.

Fue uno de los pocos autores vivos cuyas obras han sido publicadas en la prestigiosa colección La Pléiade de la editorial Gallimard en 2015.  La Pléyade nace como recuerdo a un grupo de poetas del siglo XVI, así denominado, que escribían prioritariamente en francés que, hasta entonces, era considerado como un dialecto.

En enero del 2016, dio  la imprenta  lo que se considera su libro testamentario titulado muy significativamente Je dirai malgré tout que cette vie fut belle (Pese  todo la vida es bella). A principio de año saldrá su último libro. Su obra póstuma.

Además de escritor fue un gran lector. A él se atribuye la frase “en tanto que haya libros, gente para escribirlos y gente para leerlos, en este mundo no estará todo perdido”

Su devoción a la France éternelle, y su amor a la cultura y la literatura seguirán guiando a futuras generaciones de escritores. La desaparición de este intelectual deja un gran vacío en la lenga y la cultura francesa.

Su célebre frase “partirait sans avoir tout dit” (me iré sin poder haber dicho todo)es todo un reto a los futuros escritores de dentro y fuera de Francia.

Descanse en paz.